En el complicado oficio de la escritura, existe una experiencia familiar y temida que estoy segura hemos experimentado todos: enfrentarse a la página en blanco. Si bien, aunque los bloqueos creativos forman parte del oficio, hoy vengo a hablarte de cómo desafiarlos con una herramienta milenaria y sencilla: la meditación. Y créeme, llevo practicándola años y en el terreno de la creatividad es muy efectiva.
Lo que antes se relacionaba únicamente con prácticas espirituales hoy se abre paso como una herramienta creativa de singular valor para cualquier artista. Si no has ahondado mucho en el tema, te preguntarás cómo afecta realmente la meditación a nuestro cerebro, o de qué manera ayuda a sortear bloqueos creativos. Intentaré exponer mi experiencia en este artículo con la esperanza de que te resulte tan útil como a mí y llegues a integrarla en tu proceso de escritura.
¿Qué hace la meditación en nuestro cerebro?
La meditación, en su forma más simple, es una práctica de atención plena: un entrenamiento de nuestra capacidad para mantener la mente presente, sin divagar. La atención quietecita, vamos. La forma más sencilla es entender que tan solo hay que observar el flujo de nuestros pensamientos, como si fuéramos otra persona, sin apegarse a ellos, dejando que vayan y vengan, sin engancharnos. Y esto es lo realmente complicado, pero con el tiempo se consigue.
Numerosos estudios de neurociencia atestiguan que la práctica regular de meditación produce cambios significativos en el cerebro que, para abreviar, resumiré así de fácil: se crean puentes o conexiones entre las dos partes del cerebro, habiendo mejor comunicación entre ellas. Bueno, un poco más científico: se activa el córtex prefrontal, que tiene que ver con la toma de decisiones, la creatividad y la empatía, y fortalece la corteza cingulada anterior, región implicada en el control de la atención y la resolución de conflictos. Además, (importantísimo) se reduce la actividad de la amígdala, que es la precursora del miedo y el estrés. Por tanto, meditar con regularidad aumenta la capacidad para concentrarnos y disminuye las reacciones de ansiedad que a menudo sentimos cuando nos enfrentamos a la temida pregunta: ¿Y ahora cómo sigue esta historia?
¿Cómo ayuda esto a la creatividad y a los bloqueos de la página en blanco?
La ansiedad es el gran enemigo de la creatividad. Cuando la mente está en un estado de preocupación, el cerebro se enfoca en la supervivencia inmediata y restringe la imaginación. La meditación ayuda a relajar este sistema de alarma, creando un estado mental calmado y abierto, ideal para la exploración creativa.
Al practicar meditación, desarrollamos una mayor capacidad de auto-observación que nos permite reconocer nuestros patrones mentales, identificar bloqueos y, en lugar de luchar contra ellos, dejarlos pasar. Este desapego es clave para vencer el miedo a la página en blanco: si somos capaces de observar nuestros pensamientos sin juicio, podemos trabajar de manera más fluida y sin el estrés de buscar siempre la frase perfecta. La escritura es, en buena medida, una cuestión de fluir, y la meditación nos entrena a permanecer presentes en el momento y a confiar en el proceso.
Cada escritorcillo, tiene su librillo
Te explico cómo lo hago yo por si te resulta de utilidad. Una vez que me siento a escribir, en lugar de lanzar los dedos al teclado como una loca (si lo tengo muy claro lo hago, por supuesto), cierro los ojos, hago varias respiraciones profundas y me meto hacia dentro, hacia esa pantalla interna donde se forjan las historias. Y sencillamente observo qué hacen los personajes, qué sienten, por dónde se va a desarrollar la historia, cómo es el ambiente, etc. A mí me gusta decir que son los personajes los que cuentan su historia, pero no es cierto, es mi mente trabajando para armar todo el artefacto narrativo.
No obstante, te dejo varios tips sobre cómo integrar la meditación en el proceso de escritura:
Meditación antes de escribir: Antes de comenzar, tómate unos minutos para respirar profundamente y centrarte en el momento. Siéntate cómodamente, cierra los ojos y concéntrate en el flujo de tu respiración. Esta pausa no solo relaja, sino que también ayuda a despejar la mente de distracciones. Cuando te sientas con calma, abre los ojos y escribe sin juzgar. Lo más probable es que en breve te encuentres sumergido en el proceso.
Visualización de personajes o escenas: Imagina a los personajess o una escena crucial. Respira profundamente varias veces, cierra los ojos y visualiza hasta el último detalle: ¿Qué están haciendo? ¿Qué sienten en ese instante? ¿Qué hay alrededor? ¿Cómo se relacionan entre ellos? Deja que la historia fluya en tu mente, como si vieras una película, y, después, vuelca lo observado, sentido, percibido, sobre el teclado.
“Dejar marchar”, para desbloqueos creativos: Cuando sientas que un bloqueo te paraliza y los pensamientos negativos o las dudas te dejan K.O., prueba con una breve meditación para “dejar marchar”. Cierra los ojos, concéntrate en la respiración y cada vez que surja un pensamiento negativo, visualízalo flotando como una hoja en un río sereno, alejándose. Observar sin apegarnos funciona para neutralizar la ansiedad por el resultado y redirigir la mente hacia el proceso en lugar del resultado final.
Conversa con tu crítico interno: Cuando esa parte de ti, feroz y abusiva, te esté diciendo lo mal que están saliendo las cosas y lo poco que le gusta lo escrito, siéntala a meditar contigo. Visualízala frente a ti y conversa con ella de forma calmada, negociando. Explícale que necesitas que se calle para poder fluir, y que luego revisarás el texto con ella. Para mí este truco ha sido fundamental a la hora de avanzar en cada uno de mis libros. Ojalá te ayude.
Aunque ya hay mucho escrito sobre la meditación, te explico lo más básico: cerrar los ojos con amabilidad, poner la atención en la respiración y cuando lleguen pensamientos, volver de nuevo al flujo de aire. Al principio es difícil, pero no deja de ser un entrenamiento que a la larga te otorgará muchísimos beneficios, y no solo a la hora de escribir. Al principio valen cinco minutos, pero con el tiempo, le cogerás el gustillo y, si lo flipas como yo, puede que te quedes hasta media hora. Ah, importante, no te juzgues si no te sale. No pasa nada, vuelve siempre a la respiración. Aplicaciones, vídeos y determinada música te ayudarán a lograrlo con mayor facilidad. La red está repleta de recursos.
Cristina Selva. Autora de El ensueño de la sirena, La sangre turbia de Blarheim, y La confusión de Éthere, entre otros. También es autora del libro sobre meditación infantil ¡Adiós, miedo!
Commenti