Ejercicios de
Escritura Creativa
¿Eres de los que piensan que todo está escrito?, ¿que cualquier tema que se te ocurra para escribir tu obra ya ha sido tratado por otras personas?
Sí, tienes razón. Si a ti se te ha ocurrido, a otro también.
¿Eso quiere decir que debemos cerrar ordenadores, cuadernos y corazones y abocarnos a una triste existencia sin letras?
No, amigo. La magia está en ti que, a diferencia de ese puñado de temas, sí eres único.
Vampiros, hombres lobos, el duelo por la pérdida del ser amado, el enamoramiento, la muerte, la vida, los celos, los traumas de la infancia, el detective que busca al asesino… ¿A que te has leído cientos de novelas que tratan de esto? Si así ha sido, te habrás dado cuenta entonces que no es el contenido, sino la manera de contarlo lo que enamora al lector.
Tu manera.
Hay un puñado de temas en el universo, pero hay una infinidad de mentes que sienten esos temas de formas muy diferentes. Por eso quiero que desde hoy estés tranquila/o al respecto. Si no encuentras un tema super especial, increíble y mágico, no hay problema. El toque maestro será tu manera de enfocarlo.
A tener en cuenta para la escritura creativa:
—Cuando se te ocurra una idea, no te conformes con un solo enfoque. Imagina que Godofreda le ha puesto los cuernos a Paquidermo con el hermano de este. Ella no sentirá lo mismo que Paquidermo, ni mucho menos que Paquihermoso (el cuñado con el que se ha acostado). Incluso puede que te interese contar la historia desde el punto de vista de Julia, la vecina del quinto, que se ha empapado de todo a través de la ventana.
Después puedes coger la voz narrativa que más te guste, pero imaginarte todas las voces implicadas en la historia va a hacer que entiendas mejor los sentimientos de todos los personajes.
—No des nada por sentado.
Tienes una experiencia de vida que te hace ver las cosas de una manera; puede que otro, en la misma situación, las vea de otra forma.
Imagina que cae un meteorito en la tierra. Tú y yo, hombres y mujeres currantes de a pie, haríamos una serie de cosas. Pero, ¿qué me dices de ese ser del subsuelo al que han agujereado su hogar y se ve obligado a salir a la superficie, mundo que ni siquiera conocía? A lo mejor te interesa más contar la historia desde ese punto de vista. Lo que me lleva al siguiente punto.
—Rompe esquemas.
El hijo no tiene por qué querer a sus padres. El fuego no tiene por qué estar caliente en otro universo. Hay seres que no necesitan el lenguaje verbal para relacionarse. El norte está en ese lugar de la brújula que conoces solo porque nosotros, los humanos, lo hemos puesto ahí. Ni siquiera en otras civilizaciones ha estado en el mismo sitio.
Lo bueno que tiene la escritura es que puedes crear la realidad a tu antojo. Eso sí, si te tomas licencias…
—Conserva la coherencia interna en tu obra.
Al lector no le importa leer que los árboles, en tu mundo, tienen las hojas amarillas fosforescentes. Pero sí le importa no saber por qué. Todo lo que crees, debe tener un sentido. Es más, un significado que aporte a tu obra. Si no es así, mejor no lo pongas. No se trata de dar datos y más datos, se trata de sumergir al lector en un mundo de sensaciones, motivos, emociones y desvelos.
Zarandéalo con tu historia. Mantén la tensión. Sube y baja la intensidad. Y al terminar, abrázalo con fuerza.
Y ahora bien… ¿miedo a la página en blanco?
¿La palabra bloqueo quiere acariciarte con sus ásperas manos?
Te ofrecemos unos ejercicios para que des una buena patada en el culo a cualquiera de tus miedos al respecto.
Ejercicio nº1: Relato corto enlazado (ejercicio en grupo).
Empezaremos con la siguiente frase: "Hay un monstruo gris en mi cocina".
Añade una frase y pasa. Entre todos crearemos el relato corto.
Ejercicio nº2: Préstame tus gafas.
Narra una misma situación desde el punto de las personas implicadas. Un solo párrafo por personaje. Procura que cada cual sea bien diferente y la situación variopinta.
Ejercicio nº3: ¡Mi compañero de piso es un…!
Redacta una carta de bienvenida que te escribe tu compañero de piso cuando te mudas con él/ella. Tu compi debe ser un ser sobrenatural (el que quieras) y te explicará las normas en la casa y lo que tú quieras. Si tu compañero es un hombre lobo, quizá te pida que lo ates las noches de luna llena. Si es un vampiro, te pedirá que no molestes durante el día, porque si no… ¡dale vueltas!